Sueño o Realidad.


A veces la vida pasa mezclado sueño y realidad. No distinguimos lo uno de lo otro por que se funden en casi perfecta armonía, y ello nos confunde de no ser por pequeños matices, que si nos fijamos bien  delata que  aquello que estamos viendo, puede o no puede ser real,  que pasa a ser  algo mas que un sueño.
Cuantas veces a lo largo de nuestra vida hemos tenido situaciones que nos hacia creer que aquello lo habíamos vivido con anterioridad. En mas de una ocasión, me ha sucedido que estando en un lugar determinado, me he quedado parado pensado,- esto ya lo he vivido, esto ya me ha ocurrido antes.- Mas lejos de ser cierto. No he podido estar en un lugar en sueños, para luego ir en realidad a ese lugar y creer que ya he estado allí, a no ser que lo haya visto anteriormente en la televisión o en alguna fotografía o leído en algún libro, por que por muy buena que sea la mente, a veces nos juega malas pasadas, no puede recrear un lugar tan perfectamente a no ser que  haya captado esa imagen con anterioridad y aunque consciente mente no nos hayamos percatado de ello, nuestro subconsciente  lo retrata para almacenarlo en la memoria y el día que realmente estamos en  dicho lugar, nos salta el chip y recordamos que eso lo  hemos conocido con anterioridad, como si ciertamente hubiéramos estado en ese lugar.

Aquella mañana juan se levanto como todos los días, fue al baño que se encontraba al lado de su cuarto y se aseo, volvió a su habitación para vestirse y bajar a desayunar, su madre le esperaba con la leche ya caliente y las tostadas untadas en mantequilla como a el le gustaba y le empezaba a meter prisas para que no se le enfriaran.
– Juan, baja que se te enfría el desayuno y vas a llegar tarde.
– Voy mama,- le contesto juan desde la escalera,- voy no tardo nada.
Juan bajo rápido y no se sentó a tomarse el desayuno lo tomo de pie, pues le estaban esperando dos amigos o mejor dicho sus dos mejores amigos, habían preparado un día de pesca y no quería retrasarse por nada del mundo. El día anterior se había pasado dos horas haciendo los preparativos para lo que ellos decían que seria un gran día de carpas, preparo sus cañas, anzuelos, bollas  y plomos. Compro engodo y maíz por que josechu compraría los gusanos, llevaban entre los tres un total de ocho cañas aun a sabiendas de que no podían utilizar nada mas que seis por que eran las que les permitía la ley. Se habían estudiado todo lo referente a los tamaños permitidos y los cebos, señuelos y cantidades de piezas que eran permitidas por pescador o licencias ya que aun que se dedicaban a la pesca deportiva, es decir a la pesca sin muerte, no querían infringir la por ningún motivo y últimamente las cosas se habían puesto muy serias y había inspecciones muy a menudo por miembros del seprona.
En la calle estaba josechu y fran, acababan de llegar en el coche de fran un cuatro por cuatro gris, el mejor medio de transporte para el deporte que ellos practicaban ya que ha veces se tenían que meter por sitios de muy difícil accesos y con un turismo seria casi imposible hacerlo.
– Vamos juan date prisa que no tenemos toda la mañana,- le grito fran desde el interior del coche.
– Tranquilo hombre que hay mucho día,- le contesto este,- ademas para sacar mas carpas que tu no hace falta mucho.
– Jajaja,- se reía josechu- que golpe mas bajo juan, eso se demuestra el pantano, has cogido la cámara de fotos por que este día hay que inmortalizarlo.
– Si claro, ya sabes que sin ella no voy a ningún sitio.
– Si para que luego no digas que eres mejor pescador que yo,- comentaba fran.
– No te lo tomes a si fran que es una broma, – le dijo juan con media sonrisa en la cara,- sabes que no soy de esa clase de gente que se cachondea de los demás, si saco mas que tu hoy, mañana sacaras tu mas que yo,- puntualizó juan.
– Claro chaval ni que no nos conocieras, sabes que lo que sacamos lo hacemos los tres no competimos haber quien saca mas,- le comento josechu muy serio.
– Ay que ver que no puede uno gastar una broma, todos lo tomas a la tremenda,- decía fran riéndose con ganas,- jajajaja
Juan cargo su archiperres en el coche y sin mas dilación se monto en el asiento de atrás y dándole una palmada a fran en el hombro le dijo.
– Adelante que las carpas nos esperan.
– Vamonos entonces, no perdamos mas tiempo que aun nos queda un rato hasta llegar al pantano.
Arranco el coche sin esperar a nada mas y bajaron calle abajo para salir a la avenida principal y salir del pueblo en dirección sur hacia el pantano que se encontraba a unos sesenta y cinco kilómetros de distancia. Una vez llegaron a la carretera que daba acceso a las inmediaciones del pantano tenían que coger una pista forestal que se adentraba en el basto follaje entre eucaliptos y pinos, iban bajando hacia la orilla del pantano buscando una zona despejada de arboles desde donde poder lanzar las cañas sin temor a que se engancharan en los arboles mas cercanos y hacerles perder el anzuelo y los plomos. Encontraron un lugar apropiado y se dispusieron a sacar los aparejos, cada uno sabia muy bien lo que tenia que hacer, ya lo habían echo una infinidad de veces.
Juan se dispuso a preparar el engodo que traía para lazar un poco e ir cebando el lugar al que tenían pensado lanzar las cañas, mientras josechu montaba las cañas y fran preparaba las sillas y las neveras donde traían la comida y la bebida.
– Que seria un día de pesca sin unas ricas cervezas fresquistas y un trozo de queso,- decía fran.
Mientras sacaba las neveras del vehículo que se encontraba a pocos metros de donde habían decidido lanzar las cañas.
– Cualquiera pensaría que solo vienes a comer fran,- le dice josechu
– Jajaja, no que va pero como sienta la merienda no sienta en ningún sitio,- le contesta este.
– Si, si, esa es una excusa como otra cualquiera,- le dijo juan con sorna.- Lo que ocurre es que aquí no te controla nadie y te pones las botas a comer y a beber.
– Bueno eso también tiene algo que ver ya sabéis lo que me gusta no lo puedo remediar.
– No hace falta que lo jure, no hay nada mas que verte para darse cuenta,- le contesto juan mirándole la barriga tan pronunciada que tenia.
– Esto,- dijo este masajeandose la tripa,- cuesta mucho de mantener no creáis y mis buenos cuartos me esta costando tenerla así, jajajaja,- reía con ganas.
– Claro que pronto vamos a que saltarte, nos costara menos que rodearte, – decía juan riendo a mandíbula batiente.
– joer,- Exclamo josechu,- dejaos ya de tonterías, por hacerme reír me he clavado un anzuelo en el dedo.
Jajaja, reían los dos amigos al unisono.
No es culpa nuestra que seas tan torpe josechu, no nos eches a nosotros la culpa, seguían riéndose los dos.
– Bueno que pasa estamos a lo que estamos o seguimos haciendo el tonto,- dijo este con cara de pocos amigos, mas por el dolor del pinchazo que por las risas de sus amigos.
– No te enfades hombre,- le contesto fran todavía riendose,-  veras como cuando saques la primera pieza se te pasa.
– Ha este paso nos dan las uvas y no hemos lanzado ni una sola caña.
– Vale, vale tienes razón vamos a terminar de preparar las cañas y luego tendremos tiempo de reírnos, – dijo juan poniéndose serio,- cogió una caña y se dispuso a lanzaría hacia el punto donde había cebado previamente.
Josechu prefería pescar a bolla antes que a fondo como hacia juan por lo que puso un boile como cebo y lanzo su caña, mientras que fran termino de montar su linea, de cebo puso un gusano a dos de las cañas y maíz a la tercera y según se diera el día iría cambiando a uno u otro cebo.
Juan sin embargo prefería poner maíz a sabiendas de que era mas fácil de que le entrara alguna tortuga o algún pez gato que abundaban mucho desde hacia algún tiempo. A algún listillo le había dado por traer esta especie y soltarlo para que se reproducieran y acabaran con los cangrejos americanos que proliferaban en estas aguas traídos por otro listillo que no sabia que lo único que conseguía con ello era acabar con la vida de especies autóctonas de las cual ya quedan muy pocas por estos parajes, Tencas, bogas y truchas las mas perjudicadas por estos individuos que solo miran su provecho, sin pararse a pensar en el daño que provocan a los demás.
Ahora en estas aguas hay desde lucios, lucio percas, percasoles, peces gatos y siluros. Peces que nunca habían nadado por estas aguas, hay que reconocer que para los pescadores venidos de otros lugares, son piezas muy apetecibles por el juego que dan a la hora de sacarlos, pero eso no influye a la hora de reconocer el profundo daño que se ha creado con estas acciones al introducir especies no autóctonas.
Al cabo de un buen rato juan se dispuso a sacar sus cañas para dar las una vuelta y ver si todavía tenían cebo y volverlas a lanzar de nuevo al mismo punto de antes.
– No parece que quieran picar esta mañana, – dice juan un poco contrariado.
– tranquilo todavía es pronto, – le contesta josechu.- Solo llevamos aquí un par de horas ya picaran.
– Si, ya sabes que eso va por días, – comenta fran.- Hay días que no haces nada mas que lanzar y te empiezan a entrar y otros te tiras todo el santo día y cuando vas a recoger los bártulos empiezan a entrar y te da una rabia.
– tenis razón los dos, pero me come la impaciencia por sacar la pieza mas grande del día.
– Jajajaja, que imaginación, eso todavía esta por ver, – ríe con ganas fran.- Esto no ha hecho nada mas que empezar. Que quieres vender la piel del oso antes de cazarlo, jajajaja.
– Tu ríe, ríe ya veremos quien ríe después.

Estaban cada uno, pensando que su captura seria  mejor que la de los otros y así vacilar a los amigos, siempre de buen rollo si querer herir los sentimientos, por que a pesar de la competencia sana que tenían entre ellos, eran grandiosos amigos y no querían que nada ni nadie pudiera empañar esa amistad.
De repente el cascabel de la caña de juan – tenían colocados los cascabeles por si se despistan un momento  poder enterarse de que algún pez había picado y no perder la pieza, – empezó a sonar y el carrete de hilo zumbaba como un enjambre de avispas enfurecidas. Juan dio un respingo y corrió hacia su caña para empezar a capturar su pieza, de repente se empezó a oír un zumbido mas penetrante, mas intenso.

Juan se quedo mirando tontamente a derecha e izquierda sentado en la cama dándose cuenta de que todo había sido un sueño. Pero no por eso menos contento ya que le esperaban sus amigos josechu y fran para lo que prometía ser un gran día de pesca.