Reflexiones al borde de los cuarenta
Hay varias versiones de lo que ocurrió ese día, la de Besta, la de Amalaidea, la de Henar, la de Antonio, la de Chus, la de Oscar y la de Sensi, pero la única persona que supo con certeza lo ocurrido soy yo, bueno y mi inmediato superior del que no daré datos por el momento.
Como inspectora de policía y en el marco de la investigación en el caso de los dossieres secretos, tuve que construirme un personaje.
Siempre había querido regentar un Sexshop y ese fue el papel elegido.
Me busqué un socio serio y formal, Antonio, un antiguo confidente de la policía a medio regenerar, pero que no levantaría muchas sospechas. Allí vendía consoladores a mujeres o parejas que intentaban reavivar la llama de sus pobres vidas sexuales.
Me hice muy amiga de algunas clientas, entre ellas Sensi…
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Gracias Antonio! Por fin alguien formal y serio!
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De nada, lo de formal entre » » y lo de serio lo que me quieren decir los que no me conocen realmente, mejor así. 😉
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