Silencios que llegan hasta mi mente a voces,
trayendo recuerdos que creía haber olvidado,
dolores que se me clavan como astillas en el
fondo de mi alma.
Tallas tu imagen en el interior de mi retina,
aún en la oscuridad más absoluta te puedo ver,
tan claro como la primera vez,
en que nuestras miradas se cruzaron,
aquel bello atardecer.
Siento la suavidad de tu piel en la yemas de mis dedos,
o el roce de mis labios bajando por tu ser,
como si mis caricias te las hubiera prodigado ayer,
haciendo ya una eternidad que eso ocurrió,
y que creí haber olvidado, creí dejar en el pasado.
Precioso, Antonio. Que nunca lo olvides y que sigas sintiendo lo mismo, con la misma intensidad. Un abrazo.
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Esperemos que así sea, mientras la cabeza me funciones es algo difícil de olvidar. Gracias por tu comentario.
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ES precioso….y triste….O no. Haber sentido nunca debe ser triste, aunque ya no inunde el presente.
Un abrazo!
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Si que es un poco triste, pero a veces es cierto. Gracias por tu comentario. 🙂 Otro para ti.
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