La charca del ahogado Capitulo 4


Relato escrito para los 52 golpes 12/52

Aquí os dejo los capítulos anteriores para aquellos/as que estén interesados en leerlos.

https://antoncaes.wordpress.com/2018/03/08/la-charca-del-ahogado-capitulo-1/

https://antoncaes.wordpress.com/2018/03/15/la-charca-del-ahogado-capitulo-2/

https://antoncaes.wordpress.com/2018/03/23/la-charca-del-ahogado-capitulo-3/

IMG_20180225_140619

El inspector y Juan comieron en uno de los restaurantes que había en la pedanía de S. Carlos, a escasos kilómetros de la charca, mientras comían hablaron de lo que habían adelantado en el caso. Faltaba mucho aún para poder aclarar, el quién y el porque de esos asesinatos. De momento no habían querido publicar las fotos de los fallecidos para ver si así averiguaban sus identidades, pero lo que estaba claro que el autor o autores de los hechos, eran conocidos de las victimas, y conocían el entorno en el que había dejado los cuerpos a merced de los depredadores.

Se hallaban por el café cuando al inspector le sonó el teléfono.

  • ¿Sí? Dígame capitán, ¿O sea que tenía razón? —pregunto el inspector— Bien dígales que plastifiquen el vehículo y lo lleven a dependencias, que los de científica estén allí para cuando llegué, sí señor en menos de una hora estaré allí, por favor que no toquen nada —se quedo escuchando al capitán y le respondió— Si señor, gracias, salimos para allá en cinco minutos.

Juan se le quedo mirando al inspector y por la cara de esté le dijo.

  • Por lo que veo, han encontrado el coche como usted pensaba.
  • Sí, así es Juan. Bueno que voy a decirte que no hayas oído ya.
  • Sí, más o menos me hago una idea. —contestó el guardia mientras se levantaba— voy a pagar y nos vamos.
  • Tranquilo Juan, yo pago —dijo José Luis— nuestra comida entra dentro de las dietas que paga el cuerpo.

Llamó al camarero y pagó la cuenta, recogiendo la factura para luego, como era habitual en él, pasarla para que se lo abonaran como gastos de dietas.

Salieron del restaurante y al montarse en el coche Juan le preguntó.

  • ¿Dónde vamos? ¿A dependencias o quiere pasar antes por la charca?
  • Vamos a dependencias, quiero estar allí para cuando el vehículo llegue, es importante todo lo que podamos averiguar de lo que haya en su interior.
  • Bien, como diga —le contestó Juan, mientras arrancaba y ponía rumbo a Serradilla.

Cuando llegaron, ya estaba el coche. Le estaban esperando para desprecintar el vehículo y empezar desmontarlo pieza a pieza para que no se les pasara nada, ni un pelo del su primer dueño en caso de que lo hubiera con anterioridad a hoy.

El inspector dio permiso para empezar, una vez se puso un traje al igual que los compañeros para evitar contaminar las posibles pruebas. Él abrió el coche despacio y empezó a mirar por todo lado sin llegar a entrar, mientras los compañeros sacaban el agua que quedaba en su interior, José abrió la guantera y saco la documentación del vehículo.

  • El coche estaba a nombre de un tal Roberto López Vergara, el domicilio que viene es de Trujillo, calle del recuerdo nº 4 —le dijo a Juan— Pida que manden una patrulla a esta dirección y que averigüen lo que puedan de esta persona y que consigan una foto, para ver si coincide con nuestra victima.
  • Bien inspector, se lo comunico al capitán ahora mismo.

Cuando Juan se retiro a hablar por teléfono con el cuartel, uno de los científica llamó al inspector para que se acercara hasta el maletero.

  • Creo que querrá ver esto inspector —le dijo.
  • Voy ahora mismo —dijo el guardia acercándose hasta donde se encontraba el compañero.

Se asomo al compartimento y vio que había sangre por todos lados, y una soga.

  • Ahora ya sabemos que cuando los trajeron ya estaban muertos, coge muestras de todo e incluso de la soga, aunque no había signos de que fueran atados con ella, no se, lo mismo pertenecía al asesino o asesinos y no al propietario del vehículo.
  • Como usted ordene —fue lo único que dijo el investigador.
  • ¿Juan? ¿Ha hablado ya con el capitán? —pregunto al chofer y compañero.
  • Si señor, me ha dicho que vayamos al cuartel, al parecer han llegado unos informes que pueden interesarle —le dijo.
  • De acuerdo, ahora vamos —le contesto— ¡Ustedes! Máxima prioridad a todo lo que encuentren, y cualquier cosa que crean que debo saber, me lo hacen llegar de inmediato, ¿entendido?
  • Si señor —contestaron los tres investigadores al unísono.
  • Gracias, sigan con su trabajo, intentare volver más tarde —dijo mientras salía.

Se montó en el coche y le pregunto a Juan.

  • ¿El capitán le ha dicho algo que deba saber antes de verle?
  • Me ha dicho que ya han averiguado quienes son los fallecidos, él es Roberto López el dueño del coche y ella es Natalia González Fresno. Su novia —le contó Juan mientras conducían.
  • Al parecer ella estaba fichada por posesión de estupefacientes, la cogieron con varias bolsas de marihuana en una redada, según dijo ella, eran para consumo propio, pero no la creyeron, — le comento— todo apunta a que el novio se dedicaba al menudeo y ella le hacía de mensajera. Ella nunca lo reconoció pero todo apunta a ello.
  • Bueno sea como sea ya no importa, lo que nos importa ahora es que ya sabemos quienes son las victimas, ahora nos falta saber, quien y por que los ha asesinado. —le dijo el inspector a su compañero.
  • No se lo que usted pensara, pero creó que todo apunta aún ajustes de cuentas —le dijo Juan.
  • Se que tiene razón Juan, pero no me gusta precipitarme en mis conclusiones, más de una vez me las he tenido que tragar por dar por sentadas las cosas, dejemos que las pruebas hablen por si solas.
  • Como quiera, pero todo a punta al mismo sitio,
  • Cierto Juan. Todo apunta a que los han matado por algo, y no sabemos porque.
  • Lo que quería decirle es… —iba a apuntar Juan.
  • Se lo que quería decir, pero son solo especulaciones, nos debemos atañer a los hechos, y los hechos hasta ahora dicen que hay dos muertes violentas de una pareja joven y nuestro deber es saber porque han muerto y quien los ha matado. —le corto el inspector tajantemente.
  • Si señor, tiene usted razón.
  • Bien ahora lo que vamos a hacer es desplazarnos a los domicilios de las victimas, hablar con los familiares y ver si no arrojan un atisbo de luz a estos asesinatos. —dijo José mientras andaban hacía el coche, más como un pensamiento en voz alta que como un comentario.
  • ¿Quiere que avise a los compañeros que vamos para allá?
  • No, no es necesario —contesto— Pero dígale al capitán que le vemos más tarde que primero vamos a hablar con los familiares.
  • Si señor.

Continuara…

https://www.facebook.com/antoncaes
https://www.facebook.com/Antoncaes-195245247162149/
https://twitter.com/antoniocaroesco
https://plus.google.com/u/0/+AntonioCaroEscobar
https://www.youtube.com/channel/UCNxiqEJ6LJlyp8W0uCOPwWQ
https://es.pinterest.com/antoniocaroesco/
https://www.instagram.com/antoncaes/
https://www.flickr.com/photos/131136555@N06/
https://www.tumblr.com/dashboard

Copyrighted.com Registered & Protected  XCAS-7MGZ-IHSS-IJA9

12 comentarios en “La charca del ahogado Capitulo 4”

      1. Por la forma, me recuerda más a una radio novela, que las había de crímenes y todas las tardes estábamos pendientes. Si quieres haces un guión y montamos los diálogos 🙂

        Le gusta a 1 persona

Deja un comentario