Esperanza sin fondo
Camino sostenida por una esperanza sin fondo. Todavía creo en los finales felices aunque mi estómago ruge como un león hambriento. Camino lento. Resoplo subiendo la cordillera con mis pies lastimados en sus plantas porque la suela de mis zapatos tiene huecos. Mis piernas me sostienen gracias a un milagro que se lo atribuyo a la Virgen Marinera, mi virgen que situada en su banco de coral me despidió junto con los vientos tropicales y las montañas de mi Perla del Caribe. En bus y a pie, voy en contra de todos los límites que interpone el mal poder. Lágrimas se escurren sin pedir permiso. No quiero estar triste, la tristeza debilita el alma, te aleja de todo lo que tiene su centro hundiéndote en los espirales de las congojas absurdas.
−Hay que seguir, − hay que continuar camino arriba hasta llegar a la frontera−…
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