Me gane un billete para el infierno,
me dispuse a realizar mi viaje,
el barquero me esperaba es su barca,
quería cobrar su precio
por cruzarme aquel mar lago en llamas,
que me acercaría allí
a aquel lugar que todos temían.
Lugar donde el amor no tenía más valor
que lo tarda en quemarse tizón,
Donde el calor es una utopia a punto de arder.
Donde es sabor a acre
es el sabor de la piel.
Donde los besos se dan sin pagar.
Donde el azufre se esnifa sin parar.
Donde las rayas no dejan de rayar.
Donde tu me esperas para amar.
Baje tres pisos de los nueve que tenía que bajar,
allá donde el dolor es el aire que respirar,
Donde un suspiro no levanta revuelo.
Donde el viento no mueve las hojas.
Donde el miedo no lleva sombrero.
Donde el calor congela al miedo.
Uno más abajo me quise morir,
como si estar muerto
no fuera suficiente sufrir,
hallé todo aquello que quise un día olvidar,
mis pesadillas volvían a despertar,
se agarraban a mi como un sudor pegajoso,
por mas que quise huir,
más se aferraban a mi.
Corrí como un poseso,
sin más sitio al que huir,
que bajar hacia abajo,
otro infierno más,
no se si lo podré soportar.
La cabeza me arde
(que ironía estando rodeado de fuego).
Me va a estallar de la presión
que debo soportar.
¿Que debo hacer?
¿Que puedo hacer?
Si de aquí no puedo escapar,
si sentenciado a vagar por los infiernos
he acabado por mi maldad,
por matar a tantos inocentes,
por amar sin control a varias mujeres a la vez
y mis letras así lo atestiguan,
solo las tienes que leer.
Recorrí cuatro,
de nueve que he de recorrer,
hasta el momento,
esto es un verdadero infierno,
no se lo que me espera,
pero de seguir así loco me voy a volver,
no lo podré soportar,
la muerte he de clamar al cielo
si hay alguien que me pueda quiera escuchar.
En sus manos me pongo.
Si ha de bien tener
que de este infierno
yo haya de salir.